Venir e ir, ida y vuelta, de la paz al ajetreo diario, abandonar las llanuras desérticas por los grandes edificios, el pelo lleno de tierra todo el día por el smog que poco deja respirar, pero mas importante que todo aquello es que la noche pampina tiene un velo de estrellas que en la capital no se ve, las luces silenciosas dejan que los destellos astrales que tantos millones de años tardaron en chocar con mi retina, como me hacia falta ver este espectáculo, el que de vez en cuando cierra su telón para dejar caer la lluvia que bendice al suelo árido de mi tierra. Me hacia falta llenarme de la energía especial que emana del desierto, ver la espectacular cordillera y la sensación del tiempo in gravito, cuando los segundos paran de caer en su imparable goteo sino que quedan suspendidos y dan la impresión de que ya tiempo no existe
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